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¿Qué hacer cuando un niño tiene miedo al dentista?

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Tabla de contenidos
Miedo al dentista en niños

El miedo al dentista en niños es bastante común. Sin embargo, los síntomas pueden variar desde una ligera sensación de intranquilidad, malestar o tensión hasta una actitud que imposibilita la intervención del doctor (lloros, pataleos, movimientos bruscos que impiden la exploración, etc.).

En este último caso, las visitas al dentista -tanto de los niños como de los padres que les acompañan- se vuelven verdaderamente desagradables. Todo ello lleva, en muchas ocasiones, a cancelar las visitas con el odontólogo o a dejar el tratamiento a medias, lo que se traduce en un riesgo para la salud bucodental del menor.

Si te sientes identificado con esta situación, te recomendamos que leas con mucha atención este artículo. Te vamos a ofrecer diez consejos que van a ser muy útiles para que tu hijo pierda el miedo al dentista.

¿Por qué los niños le temen al dentista?

Hasta cierto punto, es razonable que los niños presenten algo de nerviosismo o inquietud ante las visitas o revisiones con el dentista. Y es que, se debe tener en cuenta que hay determinadas situaciones que pueden resultar hostiles para ellos. Por ejemplo, una persona desconocida explorando su boca, el ruido de la turbina o la simple apariencia del instrumental.

Además, en muchos otros casos, la odontofobia se transmite, inconscientemente, de padres a hijos. Por tanto, es más probable que un niño tenga miedo al dentista si ha percibido antes esa actitud en alguno de sus progenitores.

En bastantes ocasiones también sucede que el niño ha tenido una mala experiencia con otro dentista y es muy difícil tratarlo de forma habitual, pues el niño se bloquea y el simple hecho de abrir la boca ya resulta casi imposible. En estos casos, es muy importante no forzar nunca la situación para realizar el tratamiento pues de lo contrario el grado de ansiedad puede ir en aumento.

Dicho esto, el verdadero problema surge cuando esta odontofobia impide que el paciente sea tratado con normalidad. Es decir, cuando el niño tiene una actitud que imposibilita la realización del tratamiento.

¿Qué hace un niño que tiene miedo al dentista?

Los signos que evidencian que un niño tiene pánico al dentista son los siguientes:

  • Presentar inquietud, sudoración, taquicardia o agitación desde el momento que sabe que tiene que acudir al odontólogo.
  • Llorar o tener una rabieta en la clínica dental (sala de espera, gabinete…).
  • Esconderse y agarrarse a sus padres para evitar sentarse en el sillón dental.
  • Tener las piernas contraídas cuando está sentado en el sillón.
  • Realizar movimientos o gestos bruscos para evitar ser explorado: negarse a abrir la boca o tapársela con la mano, apartar la cabeza o la mano del dentista, etc. Todo esto, además, aumenta el riesgo de provocar lesiones en la boca o los labios del niño.
  • Ponerse enfermo antes de acudir a la clínica dental.

¿Cómo prevenir el miedo al dentista en los niños?

El miedo al dentista en los niños puede prevenirse desde la infancia temprana. Es decir, desde que completan el desarrollo de los dientes temporales -también llamados dientes de leche-. Esto, normalmente, sucede alrededor de los tres años.

Por tanto, podemos decir que la primera visita de los niños al dentista debería producirse a los tres años. De esa manera, el odontólogo podrá valorar el crecimiento de sus dientes y realizar una revisión general. Tras esta primera visita, se podrán pautar revisiones semestrales o anuales, en función de lo que considere el odontólogo.

Todo ello, además de para asegurar la buena salud bucodental del niño, servirá para normalizar su relación con el dentista. Y que, de esa manera, se familiarice con el profesional, el ambiente de la clínica dental y el instrumental utilizado.

Además, tener una buena salud bucodental hace que el niño requiera un menor número de tratamientos dentales. Adicionalmente, estos tratamientos serán más rápidos, sencillos y mínimamente invasivos, por lo que no serán traumáticos ni desagradables.

¿Qué hacer cuando un niño tiene miedo al dentista?

A continuación, te vamos a dar diez consejos para conseguir que los niños pierdan el miedo al dentista. Como verás, muchos de ellos pueden ser puestos en práctica por los padres:

1- Investigar el origen del miedo

Una de las primeras cosas que hay que hacer para que los niños superen el miedo al dentista es indagar en su origen. Puede tratarse de un miedo heredado de los padres, obedecer a malas experiencias previas o a historias contadas por terceros (hermanos mayores amigos…). En función del origen del miedo, tanto los padres como el dentista podrán abordar la situación de manera ligeramente diferente y, sobre todo, más eficaz.

2- Buscar un odontopediatra especializado en niños con miedo

No todos los odontólogos tienen la experiencia o la paciencia necesarias para tratar niños que tienen fobia al dentista. Por ello, es sumamente importante que elijas uno que tenga habilidad para tratar con los pacientes más pequeños.

Cuando estés en la consulta con tu hijo, anímale a que comparta con el dentista sus temores. Esto ayudará a crear mayor confianza entre ellos. Además, un odontopediatra especializado en niños con miedo sabrá ofrecerle las respuestas adecuadas para tranquilizarlo.

3- Mantener una actitud alegre y relajada

Durante la infancia, los padres son los principales referentes de los niños. Por ello, es importante que, con su actitud, demuestren a sus hijos que la experiencia con el dentista puede ser positiva. Entre otras cosas, es fundamental acudir a la clínica dental con una buena actitud y disposición, charlar amigablemente con el personal y ser muy paciente ante la odontofobia del niño.

4- Contar la verdad

No se debe decir al niño la clásica frase de “no te va a doler”, a sabiendas que el procedimiento va a ser doloroso. Hay que contar la verdad, pero evitando exageraciones o detalles que creen más ansiedad.

5- Evitar los elementos que estresan al niño

Hay determinados instrumentos, como el abrebocas o la turbina, que suelen generar mayor ansiedad. En el caso de que no se pueda evitar su uso, es imprescindible que el dentista dedique tiempo a mostrar el instrumental al niño y a explicar su importancia. Por supuesto, todo esto debe hacerse con un lenguaje adecuado a la edad del niño.

6- Apostar por el refuerzo positivo

Hay que evitar recurrir al castigo en caso de que el niño tenga un mal comportamiento en la clínica dental. En su lugar, se debe utilizar el refuerzo positivo y premiar los pequeños avances que se consigan, por pequeños que sean. Por ejemplo, después de una cita que haya sido más exitosa que el resto se puede premiar al niño llevándolo a comer un pequeño dulce.

7- Esperar fuera del gabinete

Cuando el niño tenga más de tres años y medio de edad, aproximadamente, es preferible que los padres no estén presentes dentro del gabinete.

De lo contrario, se puede generar en el niño un deseo de llamar la atención. A su vez, es frecuente que esta reacción provoque un sentimiento de compasión por parte de los padres, lo que dificulta el trabajo del profesional.

8- Utilizar música y audiolibros

La música y los audiolibros también ayudan a que los niños estén más relajados y distraídos. Por ello, te recomendamos que acudas con alguno de estos contenidos a la clínica dental y que el niño empiece a escucharlos antes de pasar al gabinete.

9- Hacer visitas cortas

En la medida de lo posible, se debe intentar que las visitas al dentista duren menos de 30 minutos. También es mejor que los niños vayan a la consulta por la mañana, ya que están menos cansados.

Por último, es muy recomendable acudir con el niño al dentista cuando él no sea el paciente que va a ser tratado. Por ejemplo, si uno de los padres o hermanos tiene cita con el odontólogo (siempre y cuando la visita vaya a ser corta). El hecho de acudir como acompañante ayudará al niño a normalizar su relación con la clínica.

En definitiva, se debe tratar que el niño se familiarice con los profesionales y el ambiente de la clínica, así como crear un clima de confianza desde que entra por la puerta. Aunque parezcan pequeños detalles, todo lo mencionado en este artículo servirá para conseguir el objetivo final: lograr que el niño pierda el miedo al dentista y que sus experiencias con este profesional empiecen a ser mucho más agradables.

10- Recurrir a la sedación

La sedación consciente sería la última solución y lo más adecuado es aplicarla cuando se han probado otros métodos y no han funcionado. Los dos tipos de sedaciones más indicadas para los niños que padecen odontofobia son la sedación consciente y la sedación con óxido nitroso.

En nuestras clínicas dentales de Barcelona contamos con ambas. La sedación con óxido nitroso se utiliza en los tratamientos sencillos y que tienen una duración corta.

En cambio, recurrimos a la sedación consciente cuando nuestros especialistas han diagnosticado que no es posible tratar al niño de otra manera. En la mayoría de los casos, esta decisión se toma cuando se ha intentado tratar al menor previamente y se ha observado una agitación excesiva, la cual puede provocar que el niño se haga daño o que no se pueda terminar el procedimiento.

Además, la sedación consciente permite agrupar varios tratamientos en una sola sesión, para que el niño acuda una sola vez a la clínica.

Si tienes un hijo con odontofobia, puedes llamar a nuestras clínicas dentales, situadas en Barcelona. Te daremos una cita con los odontopediatras especializados en niños con miedo al dentista para que le valoren. En función de cómo vean al niño realizarán la exploración clínica y radiográfica ese mismo día u os citarán en otra fecha, para ayudar a que tu hijo se sienta más tranquilo y confiado.

Dr. Joan Bladé
Especialista en Odontología y Estomatología en Grup Dr Bladé | 934 052 929

Nº de colegiado: 20975/1558.

Especialista en Odontología y Estomatología con más de 25 años de experiencia en el sector y una extensa formación en la especialidad.

Experto en implantes, ortodoncia, periodoncia, odontopediatría, estética dental y endodoncia. Con certificaciones en dichas especialidades por la Universidad de Barcelona y la Universidad Complutense de Madrid.

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