La mayoría de los niños tienen algún tipo de miedo al dentista. Sin embargo, su manifestación puede variar desde una sensación de intranquilidad, malestar o tensión hasta una actitud que imposibilita la intervención del doctor (lloros, pataleos, movimientos bruscos que impiden la exploración, etc.).
En este último caso, las visitas al dentista -tanto de los niños como de los padres que les acompañan- se vuelven verdaderamente desagradables. Todo ello lleva, en muchas ocasiones, a cancelar las visitas con el odontólogo o a dejar el tratamiento a medias, lo que se traduce en un riesgo para la salud bucodental del menor.
Si te sientes identificado con esta situación, te recomendamos que leas con mucha atención el presente artículo. Te vamos a ofrecer ocho consejos que van a ser muy útiles para que tu hijo pierda el miedo al dentista.
¿Por qué los niños le temen al dentista?
Hasta cierto punto, es razonable que los niños presenten algo de ansiedad ante las visitas o revisiones en el dentista. Y es que, se debe tener en cuenta que hay determinadas situaciones que pueden resultar hostiles para ellos.
Por ejemplo, una persona desconocida explorando su boca, el ruido de la turbina o la simple apariencia del instrumental.
Sin embargo, el verdadero problema surge cuando esta odontofobia impide que el paciente sea tratado con normalidad. Es decir, cuando el niño tiene una actitud que imposibilita la realización del tratamiento.
¿Qué hace un niño que tiene miedo al dentista?
Los signos que evidencian que un niño tiene pánico al dentista son los siguientes:
- Presentar inquietud, sudoración, taquicardia o agitación desde el momento que sabe que tiene que acudir al odontólogo.
- Llorar o tener una rabieta en la clínica dental (sala de espera, gabinete…).
- Esconderse y agarrarse a sus padres para evitar sentarse en el sillón dental.
- Tener las piernas contraídas cuando está sentado en el sillón.
- Realizar movimientos o gestos bruscos para evitar ser explorado: negarse a abrir la boca o tapársela con la mano, apartar la cabeza o la mano del dentista, etc. Todo esto, además, aumenta el riesgo de provocar lesiones en la boca o los labios del niño.
- Ponerse enfermo antes de acudir a la clínica dental.
¿Cómo prevenir el miedo al dentista en los niños?
El miedo al dentista en los niños puede prevenirse desde la más tierna infancia. Es decir, desde que completan el desarrollo de los dientes temporales -también llamados dientes de leche-. Esto, normalmente, sucede alrededor de los tres años.
Por tanto, podemos decir que la primera visita de los niños al dentista debería producirse a los tres años. De esa manera, el odontólogo podrá valorar el crecimiento de sus dientes y realizar una revisión general. Tras esta primera visita, se podrán pautar revisiones semestrales o anuales, en función de lo que considere el odontólogo.
Todo ello, además de para asegurar la buena salud bucodental del niño, servirá para normalizar su relación con el dentista. Y que, de esa manera, se familiarice con el profesional, el ambiente de la clínica dental y el instrumental utilizado.
Además, tener una buena salud bucodental hace que el niño requiera un menor número de tratamientos dentales. Adicionalmente, estos tratamientos serán mínimamente invasivos, por lo que no serán traumáticos ni desagradables.
¿Qué hacer cuando un niño tiene miedo al dentista?
A continuación, te vamos a dar ocho consejos para conseguir que los niños pierdan el miedo al dentista. Como verás, muchos de ellos pueden ser puestos en práctica por los padres:
1- Buscar un odontopediatra especializado en niños con miedo
No todos los odontólogos tienen la experiencia o la paciencia necesarias para tratar niños que tienen fobia al dentista. Por ello, es sumamente importante que elijas uno que tenga habilidad para tratar con los pacientes más pequeños.
2- Contar la verdad
No se debe decir al niño la clásica frase de “no te va a doler”, a sabiendas que el procedimiento va a ser doloroso. Hay que contar la verdad, pero evitando exageraciones o detalles que creen más ansiedad.
3- Evitar los elementos que estresan al niño
Hay determinados instrumentos, como el abrebocas o la turbina, que suelen generar mayor ansiedad. En el caso de que no se pueda evitar su uso, es imprescindible que el dentista dedique tiempo a mostrar el instrumental al niño y a explicarle su importancia. Por supuesto, todo esto debe hacerse con un lenguaje adecuado a la edad del niño.
4- Apostar por el refuerzo positivo
Hay que evitar recurrir al castigo en caso de que el niño tenga un mal comportamiento en la clínica dental. En su lugar, se debe utilizar el refuerzo positivo y premiar los pequeños avances que se consigan, por pequeños que sean.
5- Esperar fuera del gabinete
Cuando el niño tenga más de tres años y medio de edad, aproximadamente, es preferible que los padres no estén presentes dentro del gabinete.
De lo contrario, se puede generar en el niño un deseo de llamar la atención. A su vez, es frecuente que esta reacción provoque un sentimiento de compasión por parte de los padres, lo que dificulta el trabajo del profesional.
6- Recurrir a la sedación
Los dos tipos de sedaciones más indicadas para los niños que padecen odontofobia son la sedación consciente y la sedación con óxido nitroso.
En nuestras clínicas dentales de Barcelona contamos con ambas. La sedación con óxido nitroso se utiliza en los tratamientos sencillos y que tienen una duración corta.
En cambio, recurrimos a la sedación consciente cuando nuestros especialistas han diagnosticado que no es posible tratar al niño de otra manera. En la mayoría de los casos, esta decisión se toma cuando se ha intentado tratar al menor previamente y se ha observado una agitación excesiva, la cual puede provocar que el niño se haga daño o que no se pueda terminar el procedimiento.
Además, la sedación consciente permite agrupar varios tratamientos en una sola sesión, para que el niño acuda una sola vez a la clínica.
7- Utilizar música y audiolibros
La música y los audiolibros también ayudan a que los niños estén más relajados y distraídos. Por ello, te recomendamos que acudas con alguno de estos contenidos a la clínica dental y que el niño empiece a escucharlos antes de pasar al gabinete.
8- Hacer visitas cortas
En la medida de lo posible, se debe intentar que las visitas al dentista duren menos de 30 minutos. También es mejor que los niños vayan a la consulta por la mañana, ya que están menos cansados.
Por último, también es muy recomendable acudir con el niño al dentista cuando él no sea el paciente que va a ser tratado. Por ejemplo, si uno de los padres o hermanos tiene cita con el odontólogo (siempre y cuando la visita vaya a ser corta). El hecho de acudir como acompañante ayudará al niño a normalizar su relación con la clínica.
En definitiva, se debe tratar que el niño se familiarice con los profesionales y el ambiente de la clínica, así como crear un clima de confianza desde que entra por la puerta. Aunque parezcan pequeños detalles, todo lo mencionado en este artículo servirá para conseguir el objetivo final: lograr que el niño pierda el miedo al dentista y que sus experiencias con este profesional empiecen a ser mucho más agradables.
Nº de colegiado: 20975/1558.
Especialista en Odontología y Estomatología con más de 25 años de experiencia en el sector y una extensa formación en la especialidad.
Experto en implantes, ortodoncia, periodoncia, odontopediatría, estética dental y endodoncia. Con certificaciones en dichas especialidades por la Universidad de Barcelona y la Universidad Complutense de Madrid.