¿Cómo afecta chuparse el dedo a los dientes? | Grup Dr. Bladé
Urgencias dentales

Hábito de chuparse el dedo: ¿cómo afecta a los dientes?

La costumbre de chuparse el dedo está muy asociada a la infancia y, hasta cierto punto, es natural e inocua. Sin embargo, si se extiende más allá de los primeros años de vida puede resultar muy perjudicial para los dientes, así como para el correcto desarrollo de los huesos maxilares. Por ello, en este artículo te vamos a contar a qué edad es recomendable dejar de chuparse el dedo y cuáles son las consecuencias negativas de extender este hábito en el tiempo. Asimismo, te diremos cómo ayudar a un niño para que deje de chuparse el dedo y cuáles son los tratamientos más adecuados para corregir el hábito.

Chuparse el dedo: ¿a qué edad debe perderse este hábito?

El hábito de chuparse el dedo es muy habitual y natural en bebés y niños pequeños. De hecho, la succión del dedo pulgar es un reflejo fisiológico que se adopta antes de nacer, durante el periodo de gestación en el vientre materno. Entre otras cosas, esta costumbre aporta bienestar, seguridad, relajación y ayuda a conciliar el sueño.

Sin embargo, es importante que los niños pierdan el hábito de chuparse el dedo antes de que este pueda causar problemas en su desarrollo bucodental. Para ello, es recomendable dejar de chuparse el dedo antes de los tres años de edad. En caso de prolongar este hábito durante más tiempo, podrá verse alterada la erupción de los dientes (tanto temporales como definitivos) y el crecimiento de los huesos maxilares (maxilar superior y mandíbula).

Consecuencias de chuparse el dedo para la salud dental

Las principales consecuencias que tiene chuparse el dedo para la salud y el desarrollo bucodental son las siguientes:

Alteraciones en el crecimiento del maxilar superior

El hábito constante de chuparse el dedo contribuye a ejercer una presión excesiva sobre el maxilar superior, lo que puede afectar a su crecimiento y hacer que se desarrolle en exceso. Como consecuencia, se generarán discrepancias en el tamaño y la posición de los huesos maxilares.

Maloclusiones dentales

El sobrecrecimiento del maxilar superior puede llevar a distintas maloclusiones dentales, entre las que destacan las siguientes:

  • Mordida abierta anterior: se produce cuando los dientes frontales superiores e inferiores no contactan cuando la persona cierra la boca. En consecuencia, queda un espacio más o menos visible entre los dientes de arriba y los de abajo.
  • Sobremordida: chuparse el dedo puede hacer que los dientes frontales superiores se inclinen hacia afuera y sobresalgan respecto a los inferiores, lo que puede causar una sobremordida.
  • Espacios entre los dientes (diastemas): el excesivo tamaño del maxilar superior provoca la aparición de separaciones entre los dientes, ya que estos no pueden abarcar todo el ancho de la arcada dental.

 

Problemas de articulación temporomandibular

Las discrepancias severas entre el maxilar superior y la mandíbula pueden dar lugar a numerosos problemas de la articulación temporomandibular (ATM), lo que puede derivar en diversos síntomas (dolor, molestias al masticar, chasquidos en la mandíbula, etc.).

Alteraciones en la deglución y el habla

El incorrecto desarrollo de los dientes y los huesos maxilares puede afectar al patrón de deglución normal y a la claridad del habla. Entre otras cosas, los niños pueden desarrollar deglución atípica y tener problemas a la hora de articular determinados sonidos.

Enfermedades bucodentales

Las alteraciones en la posición de los dientes pueden dificultar el cepillado, lo que puede derivar en una falta de higiene bucodental. Como consecuencia, el niño será más propenso a padecer enfermedades orales asociadas a la falta de higiene (caries, gingivitis…).

¿Cómo ayudar a un niño para que deje de chuparse el dedo?

A continuación, te vamos a dar una serie de consejos para ayudar a que los niños dejen de chuparse el dedo:

  • Identificar la causa: en algunas ocasiones, la succión del dedo pulgar es meramente instintiva. En otros casos, responde al miedo, la ansiedad o el aburrimiento. En estos casos, abordar la causa es más eficaz que concentrarse únicamente en detener el hábito.
  • Crear una buena rutina de sueño: dado que algunos niños recurren a la succión del dedo pulgar para relajarse y conciliar el sueño, es necesario que, en estos casos, se cree una buena rutina de descanso, que no obligue a los niños a recurrir a este hábito. Entre otras cosas, se deben respetar unos horarios de sueño y promover las actividades relajantes antes de ir a dormir (leer un libro, no usar pantallas…).
  • Fomentar el refuerzo positivo: eliminar el hábito de chuparse el dedo puede requerir mucho tiempo y paciencia. No se debe regañar al niño, sino premiarle y celebrar todos su avances, por pequeños que sean.
  • Establecer un sistema de recompensas: con el objetivo de motivar al niño se puede usar un calendario para marcar los días que no se ha chupado el dedo, así como ofrecer pequeñas recompensas por los logros alcanzados.
  • Ofrecer alternativas de consuelo: en algunos casos, resulta eficaz proporcionar objetos de consuelo (un peluche, una manta…) que puedan reemplazar el hábito de succionar el dedo pulgar, especialmente durante el sueño.
  • Supervisar que el niño no adquiera otros hábitos orales nocivos: algunos niños que dejan de chuparse el dedo adquieren, como sustitución, otras costumbres perjudiciales para los dientes y los huesos maxilares (uso de chupetes, mordedores…).
  • Buscar ayuda profesional: si, a pesar de poner en práctica los consejos anteriores, el niño tiene más de tres años y continúa chupándose el dedo es necesario acudir a un profesional. Un ortodoncista puede ofrecer consejos personalizados para el niño, así como determinar si es adecuado recurrir a un aparato de ortodoncia interceptiva.

 

Tratamientos para corregir el hábito de chuparse el dedo

Existen distintos tratamientos de ortodoncia interceptiva a los que se puede recurrir para corregir el hábito de chuparse el dedo, así como para frenar o evitar sus consecuencias negativas para el desarrollo bucodental.

Lo más habitual es utilizar aparatos intraorales, que se colocan dentro de la boca del niño y suponen un impedimento físico para la succión del dedo pulgar. Este tipo de dispositivos no causan dolor, pero impiden el hábito o lo hacen mucho más incómodo. Para ello, estos aparatos suelen contar con rejillas o alambres.

Sea cual sea el caso, lo más adecuado es intervenir sobre el hábito de chuparse el dedo de manera temprana y nunca dejarlo pasar más allá de los tres años. En caso de prolongar en el tiempo esta costumbre, el tratamiento para corregir sus consecuencias negativas será mucho más complejo, largo y costoso.

Dr. Joan Bladé
Especialista en Odontología y Estomatología en Grup Dr Bladé | 934 052 929

Nº de colegiado: 20975/1558.

Especialista en Odontología y Estomatología con más de 25 años de experiencia en el sector y una extensa formación en la especialidad.

Experto en implantes, ortodoncia, periodoncia, odontopediatría, estética dental y endodoncia. Con certificaciones en dichas especialidades por la Universidad de Barcelona y la Universidad Complutense de Madrid.