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El apiñamiento dental es una alteración muy frecuente tanto en niños como en adultos, así como uno de los principales motivos por los que las personas recurren a la ortodoncia. Los dientes apiñados afean la sonrisa y aumentan la propensión a sufrir enfermedades bucodentales (gingivitis, caries, periodontitis…).
Resolvemos tus dudas
El apiñamiento dental es una maloclusión producida por la falta de espacio en la arcada dentaria. Al no poder acoger a todos los dientes, estos se amontonan y apiñan.
Lo más habitual es que el apiñamiento dental se diagnostique en niños a partir de los seis años, cuando los dientes de leche empiezan a caerse para que puedan erupcionar las piezas dentales definitivas.
Dado que los dientes definitivos tienen un tamaño mayor que los temporales, se hace patente la falta de espacio en la arcada. Sin embargo, si el apiñamiento no se corrige, acompañará a la persona hasta la edad adulta.
Existen tres grados de apiñamiento dental: leve, moderado y severo:
El apiñamiento dental puede deberse a distintas causas:
Existen tres tipos de apiñamiento dental, en función del origen de la maloclusión:
Tiene un componente genético y hereditario. Por eso, si los padres sufren apiñamiento, es más probable que sus hijos lo tengan. Ante estos casos, es necesario realizar una primera visita temprana al ortodoncista, cuando el niño tiene seis años. De esta manera, se podrá prevenir o corregir la maloclusión a tiempo.
El apiñamiento primario puede deberse a unos dientes grandes, a un hueso maxilar pequeño o a ambos. E incluso, a dientes supernumerarios (aquellas piezas dentales “extra” que no deberían estar en la arcada).
Comprende una serie de factores originados durante la infancia. Por ejemplo, los malos hábitos orales infantiles de abusar del chupete o chuparse el dedo pulgar.
Además, el apiñamiento secundario puede deberse a la pérdida prematura de los dientes de leche. Cuando esto ocurre, queda un espacio vacío en la arcada que el resto de piezas dentales tratan de ocupar. Como consecuencia, los dientes se desalinean.
Tiene lugar más tarde, en la edad adulta. Se produce por la erupción de las muelas del juicio (entre los 18 y los 21 años).
Las muelas del juicio salen cuando el resto de la dentadura está formada. Al no disponer de espacio suficiente para erupcionar, empujan al resto de dientes, provocando movimientos indeseados y apiñamiento.
Las principales consecuencias del apiñamiento dental son las siguientes:
La solución para el apiñamiento dental dependerá, fundamentalmente, de la edad de la persona y del grado de apiñamiento.
En edades tempranas (entre los seis y los nueve años) el apiñamiento dental puede corregirse mediante el uso de ortodoncia interceptiva.
La ortodoncia interceptiva comprende una serie de aparatos que sirven para corregir el apiñamiento de origen esquelético. Es decir, cuando la maloclusión se debe a anomalías en los huesos maxilares.
Por ejemplo, si los dientes apiñados tienen su origen en un paladar estrecho, el ortodoncista podrá colocar un expansor de paladar. De esa manera, el niño tendrá más espacio en su arcada superior para albergar todos los dientes definitivos.
En el caso de un adulto, será necesario recurrir a un tratamiento de ortodoncia, ya sea con brackets o con alineadores transparentes.
En estos casos, será importante distinguir entre los grados de apiñamiento. Por ejemplo, si el paciente presenta un apiñamiento dental leve o moderado, podrá recurrir a un tratamiento de ortodoncia con stripping.
El stripping es una técnica que sirve para reducir, ligeramente, el ancho de los dientes. Esta es una reducción milimétrica que no se nota a simple vista. Sin embargo, realizada en varios dientes, permite obtener el espacio necesario en la arcada para alinear toda la sonrisa.
En el supuesto de que el paciente presente un apiñamiento dental grave será necesario recurrir a tratamientos de ortodoncia acompañados de técnicas más complejas. Este es el caso, por ejemplo, de las extracciones dentales o de la cirugía ortognática.
Sin embargo, afortunadamente, los pacientes que necesitan recurrir a estas técnicas más complejas son una minoría.
El tiempo que tarda en corregirse el apiñamiento varía en función del grado de la maloclusión. Por ejemplo, en los niños y en los adultos que presentan un apiñamiento dental leve, la duración suele oscilar entre los seis y los 12 meses.
En cambio, quienes padecen un apiñamiento moderado o grave suelen necesitar entre 18 meses y 24 meses.
De cualquier manera, todas las duraciones mencionadas son orientativas. En el caso de querer saber más detalles sobre el plazo de los tratamientos, lo más adecuado es acudir a una de nuestras clínicas dentales para ser valorado por un ortodoncista.
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